No evalúo más, y hoy digo: ¡basta!
Me prohíbo evaluar como...
- Tediosa obligación institucional.
- Expresión de poder en el aula.
- Instancia de control de los estudiantes.
- Mecanismo de selección.
- Modo de dominación de la clase.
- Manifestación de superioridad del docente.
- Monopolio de la información.
- Forma de castigo.
A partir de hoy prefiero pensar: ¿qué pasaría si no evalúo más así?
Seguramente cambiaría la perspectiva, dejaría de mirar la evaluación como respuesta y la empezaría a mirar como pregunta. Volvería a ponerme en movimiento...
Preguntar: ¿Para qué?
para:
1. Precisar una definición distinta de la evaluación.
¿qué es evaluar?
2. Definir el sentido de la evaluación.
¿para qué evaluar?
3. Identificar los momentos para la evaluación.
¿cuándo evaluar?
4. Diseñar los instrumentos de la evaluación.
¿cómo y con qué evaluar?
5. Considerar quién promueve la evaluación.
¿quiénes evaluamos?
6. Reconsiderar el contenido de la evaluación. ¿qué queremos y/o necesitamos evaluar?
7.Resolver que se hace con la información obtenida. ¿qué se hace con lo obtenido al evaluar?
¿qué pasaría si empiezo a evaluar así?
1. La evaluación como parte del proceso de enseñanza y aprendizaje, camino y destino, ejercicio que facilite el acompañamiento y promoción, que sea instancia de oportunidades (Rebeca Anijovich)
2. La evaluación como termómetro de los procesos de enseñanza y aprendizaje, que nos permita favorecer/nos, observar/nos, intervenir/nos, ajustar/nos, mediar/nos, fortalecer/nos, comparar/nos, acreditar/nos.
3. La evaluación como parte indisoluble de un todo, al inicio, durante, al final, de diagnóstico, de proceso, de resultado, formativa y sumativa.
4. La evaluación como el ejercicio que trasciende al instrumento pero, se vale de él/ellos para hacerse presente, para ponerse en movimiento. Instrumentos que superan el formato prueba, la estructura y el relevamiento del dato; la hoja de papel, los 80 minutos de la clase presencial. Instrumentos que se valen de las tecnologías digitales, que se resuelven en otros espacios, en otros tiempos, que se dotan de ubicuidad, de creatividad, de innovación, que visibilizan criterios, que resultan de acuerdos previos, que involucran en su diseño a quienes son parte de éstos.
5. La evaluación como coevaluación, evaluación entre pares, como espejo en el que nos miramos todos, siempre, en varios momentos y cuyos resultados nos hablen de....
6. La evaluación de capacidades, de procedimientos, de saberes. Una instancia/muchas instancias que capten: como se acuerda, como se resuelve/ como se produce/como se socializa el conocimiento. La evaluación como una construcción social y situada. Una evaluación como supo decir el filósofo Philippe Meirieu: "evaluación como obra maestra".
7. La evaluación como metacognición, que nos ayude a pensarnos, a reflexionar sobre lo hecho y deshecho, sobre los cambios y las permanencias, sobre las debilidades y fortalezas. La evaluación en prospectiva.
Cómo llevar a la práctica esta nueva mirada:
Haciendo foco en:
a. El sentido de la educación.
b. La centralidad de la enseñanza.
c. La importancia de la mediación pedagógica.
d. El valor de persona antes que del resultado.
e. El significado de saber, transparentar, justificar.
f. El peso de la justicia y la equidad.
g. La incidencia de las biografías personales.
h. La necesidad de la capacitación constante.
i. La magia de infundir confianza y seguridad.
Dice Santos Guerra, M. A. (2017) En: Evaluar con el corazón, de los ríos de las teorías al mar de las prácticas.
"... será imposible convertir a la evaluación en un proceso de mejora, si no hay ninguna interpelación a la elaboración del curriculum (...) y por que además hay muchas emociones y sentimientos puestos en la evaluación (...) la práctica estará condenada a la rutina".
Adelante... empecemos por mirarnos.
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